Invadiéndonos el Propio Espacio
Acabamos de pasar otro 8 de marzo cargado de
movilizaciones clamando por los derechos de las mujeres. Duele sentir que, en
pleno siglo XXI, aún tengamos que celebrar el día de la mujer trabajadora, como si el trabajo no fuese algo
inherente a todos los seres humanos, sean hombres o mujeres. ¿Tendría sentido plantearnos la celebración
del día del “hombre trabajador”?
Para esas mujeres, todas las mujeres que se
manifiestan cada 8 de marzo encarnan algo escandaloso y reprobable, porque con sus reivindicaciones amenazan la
persistencia de su único mundo conocido, el único en el que se sienten a
salvo, por muchas frustraciones que a lo largo de los años se hayan tenido que
tragar, por muchas lágrimas en las que casi se hayan ahogado y por muy
infravaloradas que se hayan llegado a sentir por esas personas de su familia
por las que tanto se han sacrificado.
También tendemos a formarnos una idea de esas
mujeres que tampoco se corresponde con la realidad. Pensamos que se trata de
mujeres de avanzada edad, que se educaron en plena dictadura, sintiendo que
todo era pecado y aprendiendo a pedir permiso a los hombres hasta para
respirar. Pero resulta que, de pronto, nos topamos con mujeres muy jóvenes que
defienden los mismos argumentos, aun habiendo sido educadas en democracia e
incluso por madres bastante menos conservadoras que ellas mismas. Lo más
sangrante es ver a mujeres muy jóvenes, apenas unas niñas, confundiendo un ataque de celos de su pareja con una declaración de
amor. “Si no me quisiera de verdad, no se preocuparía tanto, no tendría
tanto miedo de que le engañase con otro.”
Una persona no deja de serle fiel a su pareja
porque se mueva libremente por su propio espacio, porque defienda sin miedo sus
ideas, porque se reúna con sus amistades o porque se embarque en proyectos en los
que el otro o la otra no tengan cabida. Porque una persona no puede reducirse
al rol de pareja o madre de alguien. Una persona es un ser complejo y
multifacético que tiene total derecho a
desarrollarse en cualquiera de las áreas de su vida si así lo desea.
Empeñándonos en
cortarle las alas a la persona que nos acompaña en la vida, lo único que conseguimos
es construir nuestra relación con él o con ella sobre una base de miedo y desconfianza. ¿Qué clase de amor puede nacer
del miedo, del sentimiento de inferioridad respecto al otro o la otra? Sin
duda, un amor tóxico que acaba
haciendo infelices a los dos miembros de la pareja y procurándoles una base de
apego muy insegura a los hijos que nazcan de esa relación.
El apego
es algo muy importante en la educación de los niños. Se consolida en sus
primeros años y acabará determinando su vida
emocional futura. Si un niño ha desarrollado un apego inseguro en su
infancia, en su vida de adulto las relaciones con los demás le resultarán mucho
más complicadas.
Reclamar igualdad
entre hombres y mujeres no sirve de nada si luego seguimos educando a los niños
y a las niñas de manera diferente. Si seguimos esperando de ellos que sean los
que mantengan a sus familias y de ellas que sólo “colaboren” en el
sostenimiento de la economía familiar o si seguimos deseando ver la primera
ecografía para saber si lo que esperamos será un niño o una niña (si tanto defendemos
la igualdad, no debería importarnos el sexo de nuestro bebé. Será una PERSONA. Sólo debería importarnos eso). Si seguimos comprándoles ropas y juguetes
diferentes o si seguimos asesorándoles de manera diferente en cuanto a valores,
actitudes, propósitos o planes de futuro, estaremos muy lejos de alcanzar esa IGUALDAD.
La igualdad debería empezar en el mismo
momento en que descubrimos que esperamos un hijo, concienciándonos de que lo que va a nacer es un SER HUMANO y de
que, en la medida de nuestras posibilidades, le vamos a procurar una educación
óptima, independientemente de cuál sea su género.
Cada persona merece poder disponer de su
propio espacio y ese espacio puede estar dividido en diferentes parcelas. En algunas
de ellas coexistirá con otras personas, como su pareja, sus hijos, sus padres,
otros familiares, sus compañeros de trabajo, personas con las que comparte aficiones
concretas, o sus colegas de toda la vida. Pero, en otras, se podrá permitir el
lujo de degustar sus momentos a solas, desconectándose de la familia, del
trabajo, de los amigos. Las personas solemos dedicar esas parcelas de nuestro
espacio a nuestras aficiones o a dar rienda suelta a nuestra creatividad.
Gracias a esos oasis en medio de
ajetreadas jornadas en casa o en el trabajo, podemos oxigenarnos para seguir
impulsándonos con más brío hacia adelante.
Respetar esos espacios propios es de vital
importancia si queremos que nuestras relaciones con aquellos y aquellas que
comparten nuestra vida sean satisfactorias y perduren en el tiempo. Por el
contrario, si nos dedicamos a tratar de invadir el espacio del otro o de la
otra o permitimos que ese otro o esa otra invadan el nuestro, daremos al traste
con nuestra convivencia, perdiéndonos el respeto y rompiendo el equilibrio en el que nos
sosteníamos.
Estrella Pisa
Psicóloga col. 13749
Me has dejado un poco descolocado empezando a hablar del día de la mujer trabajadora, pasando por los amores que no encajan, las mujeres conservadoras o la educación desde la niñez.
ResponderEliminarPienso que el día de la mujer trabajadora se debe celebrar y lo debéis expresar, sentir y luchar, más si cabe desde que hice una entrada sobre ello en estas fechas el año pasado. Solamente por lo que lucharon esas mujeres para sentirse iguales en los derechos de esta sociedad, hace décadas y no siglos, merece ser celebrado, pero no queda ahí la cosa, hay muchas cosas por las que se deben seguir luchando para que todos sean tratados de manera igual sin depender del sexo.
De amores que no encajan e incluso tóxicos, no me meto a menos que se llegue a la violencia (evito decir de género, porque aunque sea por amplia mayoría en un sentido, también ocurre en el otro y no me gusta tipificar cuando hay más de una dirección, aunque esta sea mínima). Hay parejas que funcionan así y están toda la vida, hablo de toxicidad y no de violencia, y un día se aman y otro se matan, pero así funcionan y si te metes en cambiar esa relación, quien terminas escaladado eres tú y no ellos.
También pienso que a las mujeres conservadoras hay que respetarlas, aunque no compartamos su visión de la vida, y pensemos que el presente y el futuro, debe ser acorde al mismo, dejando atrás el pasado, pero cada uno vive su vida a su forma y si eligen ser de ese tipo y no terminan de abrir los ojos, pues que sean así, con sus alegrías y sus penas, porque ninguna mujer siendo la antítesis de este estereotipo puede asegurar que su vida es mejor que la de ellas en base al sentimiento y no a otros baremos, cada uno es feliz a su forma y vive la vida según sus normas. Aunque a mí no me gustaría tener una compañera de viaje así, habrá otros hombres o mujeres que se enamoren de esos valores y sean su media naranja.
Y en cuanto a la educación de la niñez, obviamente hay que darte la razón, desde que nacen, las niñas rosa y los chicos azul, los juguetes muñecas para ellas y balones o muñecos de acción para ellos y ya no hablemos de normas de conducta o permisos en la adolescencia según tu sexo... Habría que hacer una revolución profunda de índole paterno filial, porque erradicar esas conductas, puede no tardar décadas sino siglos...
Son mucho ámbitos por los que el feminismo tiene que luchar por encontrar igualdades donde no las hay y una fecha al año que promueva esa lucha es necesaria, quizás porque remueve sentimientos, porque se dice lo que piensa y porque os ayuda a recordar que las personas unidas hacen mucho más fuerza que disgregadas.
En parte, y sin querer que se me entienda mal, me recuerda a la política, durante años nos quejamos de los que nos gobiernan, hablando en pequeños círculos u opinando en redes, pero nuestros sentimientos sirven de poco de ese modo, si te quieres hacer oir, hay que salir a manifestarte o cuando lleguen las elecciones ejercer tu derecho al voto, demostrar de manera mucho más visible que hay cosas con las que no concuerdas porque no están bien hechas y que nos tienen por el pito de un sereno porque lo aguantamos o nuestras quejas no tienen valor, por eso, hay que luchar y hacerse notar y si un puñetero día al año que tenéis visibilidad y algo que rememorar, se pisotea o defenestra, porque algunas no se sienten identificadas, las piedras en mi opinión os las tiráis al propio tejado... por mucho que esto sea el SXXI y la ideología deba evolucionar hacia otros sentidos, eso es teoría, la práctica es que aún quedan vidas enteras para que eso sea así.
ResponderEliminarY por supuesto hablo del feminismo como tu expones, como sinónimo de igualdad y lucha por lo mismo que defiendo y apoyo, y no de ese que algunas quieren hacer ver en el que todos los hombres debemos sentirnos mal, simplemente por serlo y que te hace medir todas tus palabras cuando hablas con una mujer que no conoces por miedo a ofenderla incluso con un hola... Eso deja de ser igualdad y va a otros estandares con los que no nos sentimos tan cómodos.
En fín, me he ido por las ramas y puede que alguien que no me conozca y lo lea, busque opiniones sobre mí que no son ciertas, la mayoría de mujeres que me conocen y me importan, saben que me desvivo por ellas, porque de una nací y al lado de una espero estar mis últimos días y con nuestras diferencias apoyarnos y no tirarnos los trastos a la cabeza y separarnos más con ideas que nacieron para respetar y ser respetados
Magnífico alegato, Eduardo, que te agradezco mucho y que comparto, aunque con algunos matices. A mí nunca me ha gustado diferenciar entre hombres y mujeres. Prefiero hablar de personas. Y cada persona es el resultado de la educación recibida y de las circunstancias en las que le ha tocado vivir. No te negaré que las mujeres, sólo por serlo, siempre lo hemos tenido más difícil para lograr cualquier cosa, pero no siempre toda la culpa es de los hombres. Esos hombres también han sido educados por mujeres, mujeres que han hecho diferencias entre sus hijos varones y sus hijas hembras. Con ello lo que vengo a decir es que la responsabilidad de esa desigualdad que aún persiste en el siglo XXI no hay que buscarla en el género masculino ni tampoco en el femenino, sino en la sociedad como conjunto. Hay mujeres que se empoderan en un falso feminismo llegando a ser más peligrosas que el machista más extremado. Esas actitudes, lejos de llevar a una solución, lo que provocan es mayor enfrentamiento, mucho más desconcierto y muchos más prejuicios.
EliminarYa sé que una cosa es la teoría y otra muy distinta la realidad. Que, por desgracia, estamos muy lejos de esa igualdad que perseguimos y que la celebración del 8 de marzo va a seguir siendo muy necesaria, aunque nos duela.
Creo que si hubiesen más personas tan empáticas como tú, estos artículos y estos comentarios ya no tendrían razón de ser. Ojalá algún día podamos dejar de escribirlos.
Un fuerte abrazo
¡Chapó! Yo no lo habría explicado mejor,por ese mismo motivo no quería escribir nada el 8 de Marzo en el blog pero al final tuve que soltar lo que pensaba pues no me pude contener jajaja
ResponderEliminar¡Muy buen post el tuyo! ^^
Muchas gracias, Chica del montón de las personas especiales.
EliminarUn fuerte abrazo.