Conmigo o Contra Mí
Si sobre los hombros paseásemos cerebros más simples, quizá nuestras
relaciones interpersonales serían mucho más pobres, pero también mucho más
claras.
Evolucionar implica aficionarnos a
complicarnos más las cosas y darle a la misma cosa más de un sentido. Cuando la
misma palabra puede tener más de un significado, dependiendo del gesto que la
acompañe o del contexto en el que nos encontremos, resulta muy fácil
interpretar lo que no es y no llegar a escuchar lo esencial de esa conversación.
Cuantas más cosas
sabemos, cuanto más mundo conocemos, más lentos se vuelven nuestros reflejos a
la hora de cazar al vuelo los detalles importantes. Tal vez porque hemos de
comparar el nuevo estímulo con demasiados otros estímulos que almacenamos en
nuestra memoria a largo plazo. Y tanto análisis comparativo nos lleva su
tiempo.
¿Qué te sucede? ¿Estás bien? ¿Puedo
ayudarte en algo?
Hace cuarenta años la gente se relacionaba
más cara a cara de lo que lo hacemos ahora, pero no faltaban los llamados “clubs
de amigos por correspondencia” a los que acudían algunas personas en busca de
ayuda para contactar con personas de su mismo perfil. Aquellos clubs fueron los
antecesores de las actuales redes sociales. Aunque en aquella época se veían
como una rareza.
¿Quién
querría relacionarse por carta con personas desconocidas pudiendo relacionarse
cara a cara con gente de su misma población o de poblaciones vecinas?
¿Quién pasaría su tiempo escribiendo cartas
en papel, molestándose en timbrarlas y echarlas al buzón y esperando respuestas
que a veces podían llegar al cabo de varias semanas o incluso meses?
Hoy en día,
también hay muchas personas que sólo se conocen a través de las redes sociales y
que llegan a profesarse verdadero afecto, porque comparten aficiones o ideas
comunes; porque en sus interacciones virtuales se sienten escuchadas,
comprendidas, acompañadas.
Pero también encontramos casos en que las personas utilizan las redes
para dar una imagen de sí mismas que no se corresponde en absoluto con su
particular realidad.
Perfiles que presumen de contar con miles de
seguidores con los que apenas pueden llegar a interactuar. Porque un simple
like no implica un contacto real con esa persona que te sigue, ni tampoco que
esa persona vaya a estar de acuerdo con todo lo que tú piensas y haces.
Hay personas que optan por bloquear algunos
de sus contactos cuando éstos les dicen lo que ellos no parecen dispuestos a
escuchar, mediante un comentario público o un mensaje privado. Confunden
amistad con “aceptación ciega y muda”.
Y, si algo tienen los verdaderos amigos es que son los únicos que pueden
decirse todo lo que piensan mutuamente sin ningún tipo de censura y aunque les
duela a ambas partes. Porque les sale del corazón, de la preocupación sincera
por el otro y de la mutua confianza. “Quien
bien te quiere, te hará llorar” ¿Cuántas veces no nos lo habrán dicho
nuestras sabias abuelas?
Que se atrevan a decirnos sin rodeos lo que
piensan de nosotros, no implica en absoluto que se hayan vuelto en nuestra
contra. Esto no va de “estás conmigo o contra mí”. Va de personas que tienen
todo el derecho del mundo a ser, a pensar y a actuar como les venga en gana,
siempre que respeten lo mismo en los demás.
El ser humano es,
con diferencia, el ser vivo más complejo del planeta. Somos las criaturas que
más tiempo invertimos en madurar. Las que más dudamos de todo, incluso de
nosotras mismas. Las que somos capaces de reír y llorar al mismo tiempo. Las
que podemos llegar a odiar lo que más amamos o a amar lo que más odiamos. Las
que tememos más fantasmas, porque la mayoría de ellos habitan en nuestras propias
mentes. Las que más nos contradecimos, las que más sufrimos y nos preocupamos
por asuntos que el resto de los animales desconocen por completo.
Con semejante perfil, no es extraño que
nuestras relaciones con los demás sean cada vez más complicadas, ya sea cara a
cara, ya sea por carta convencional o por redes sociales.
Uno de nuestros principales defectos es nuestro enfermizo egocentrismo.
Creernos el centro del mundo, pretender que todos giren a nuestro alrededor
según sea nuestra conveniencia, lejos de hacernos sentir como reyes, nos conduce
inevitablemente a una continua frustración. Porque los demás tienen el mismo
derecho a que nosotros giremos en torno a ellos, a que les doremos la píldora,
a que les demos la misma importancia que pretendemos que ellos nos otorguen a
nosotros. Pero, en cuanto dicen o hacen algo que no se corresponde a nuestra
idea de lo que deberían decir o hacer, automáticamente les declaramos no aptos
para seguir siendo amigos nuestros. Como si todo tuviese que estar a nuestro
gusto y a nuestra entera disposición.
Dejemos de ver
enemigos donde no los hay. Dejemos de imaginarnos monstruos que sólo habitan en
nuestras parcelas de miedo. Miles de likes nunca podrán sustituir el calor de
los verdaderos amigos. Aunque nos critiquen, aunque nos reprueben, aunque nos intenten
convencer de verdades con las que no comulgamos. Porque, pese a las diferencias
de criterio, nos aceptan y nos valoran por quienes somos. No dejemos de
aceptarles ni de valorarles a ellos por quienes son ni por lo que somos gracias
a haberles encontrado a ellos en nuestro camino.
Estrella Pisa
Psicóloga col. 13749
Pfff, sin palabras, probablemente el post de todo tu blog al que más recurra. Muchas gracias por escribirlo y einto ser tan breve en esta ocasión. Un gran abrazo y de verdad, gracias...
ResponderEliminarMuchas gracias, Eduardo. Pero no creo que sea para tanto. Si realmente te ha de servir, no sabes cuánto me alegro.
EliminarCuando tenía 11 o 12 años y empezaba a escribir, mi padre me dijo una vez que fuese lo que quisiese en la vida menos escritora porque, según él, de escritores ya había demasiados en el mundo y no servían para nada.
Si a ti te llega a servir algo de lo que yo haya podido escribir, lo celebraré como un triunfo.
Un fuerte abrazo
Bueno, pues seguramente tu padre es sabio, pero en esa declaración se equivoca, no sé si te puedes ganar la vida escribiendo así que por ese lado no le doy ni quito razón, pero ¿qué los escritores no sirven para nada? por ahí no paso, todo el que tenga algo que decir, merecerá ser escuchado por alguien, y todo el que escriba algo, lo propio con el lector y tu blog a mi me sirve, y este post aún más.Me apenaré si dejas de juntar letras y hacerlas públicas, porque despiertas sensaciones del que te lee, que de alguna forma, no se si por tu profesión o por el modo que te expresas en los posts, o ambas, la gente se ponga en el pellejo de lo que transmites, ya sea en primera persona o por cosas que suceden en sus vidas. Lo dicho muchas gracias por estas palabras en este momento pues las necesitaba y un fuerte abrazo
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