Podando Ideas Inútiles
Los jardines pueden ser
lugares maravillosos cuando lo que se desprende de ellos es la armonía.
Ser capaces de conjugar
formas, colores, aromas y texturas de muy variada naturaleza en un mismo
espacio es un arte que pasa por saber podar árboles y arbustos para delimitar
espacios, evitando que unas plantas invadan el territorio reservado a las otras
y que las malas hierbas ensombrezcan la belleza de las flores.
Las
neuronas, como los jardineros, también se dedican a podar las dendritas que ya
no les sirven para optimizar el crecimiento de otras nuevas capaces de captar
información de nuevas fuentes y de transmitirla a otras neuronas a través del
axón.
Si no podásemos nuestras
plantas éstas crecerían a su libre albedrío, convirtiendo nuestros jardines,
nuestras terrazas o balcones en espacios caóticos y descontrolados.
Imagen de un jardín encontrada en Pixabay |
Si
nuestras neuronas no podasen sus dendritas obsoletas, nuestra mente se
asemejaría bastante a un desván saturado de trastos inservibles en el que
difícilmente encontraríamos nada de lo que nos propusiéramos buscar. Porque
nada estaría en su lugar y sería como buscar una aguja en un pajar.
Si periódicamente
acostumbramos a hacer limpieza de armarios y a desprendernos de todo lo que
consideramos que ya no nos sirve, ¿por qué no hacer lo mismo con las viejas
ideas que albergamos en la mente sin que tengan otra utilidad que la de
amargarnos la existencia cada vez que nos tropezamos con ellas?
Las
viejas ideas se nos enganchan en los zapatos como las malas hierbas y nos
impiden encontrar la senda más idónea entre tanta maleza. Una
senda que nos lleve hacia donde queremos ir sin necesidad de tomar caminos a
ciegas que puedan conducirnos hacia lo alto de un risco por el que corramos el
riesgo de acabar despeñándonos.
“No
puedo con mi vida”
¿Cuántas veces no habremos
oído esta expresión? ¿Cuántas veces no la habremos utilizado nosotros mismos
para manifestar nuestro hartazgo y nuestra impotencia ante determinadas
situaciones que nos superan?
Pero se trata de una frase mal formulada. Tal vez por eso no somos
capaces de encontrarle una solución. Las palabras que utilizamos para expresar
lo que pensamos y lo que sentimos acaban siendo cruciales a la hora de entender
lo que nos pasa. Si no acertamos con las palabras, lejos de sentirnos mejor al
expresarlas, nos sentiremos aún más confusos. Porque no es la vida lo que nos pesa, sino las piedras que nos empeñamos en
cargar en la mochila que nos colgamos a la espalda. Unas piedras que, allí
donde nos propongamos ir, no nos servirán absolutamente para nada y que
convertirán nuestro viaje en un recorrido infernal hacia una meta a la que
llegaremos tan extenuados que no tendremos fuerzas para disfrutar de lo que nos
espere en ella.
Entre las piedras inútiles de
las que tanto nos resistimos a desprendernos podemos encontrar un amplio
abanico que, en su conjunto, viene a representar nuestras sombras más oscuras:
La piedra
de las culpas que no nos corresponden.
https://sinaptando.blogspot.com/2016/05/jugando-con-la-culpa.html
La piedra
de los miedos que no nos permiten ser quienes somos de verdad.
https://sinaptando.blogspot.com/2016/08/el-miedo-es-una-de-las-ocho-emociones.html
La piedra
de las emociones no expresadas.
https://sinaptando.blogspot.com/2018/09/emocionandonos-sin-pedir-permiso.html
La piedra
de las mentiras que nos contamos a nosotros mismos para hacernos más soportable
la propia vida.
https://sinaptando.blogspot.com/2018/06/haciendonos-trampas-al-solitario.html
La piedra
de las inseguridades.
https://sinaptando.blogspot.com/2020/10/autoestima-la-clave-del-exito-o-del.html
La piedra
de la indefensión aprendida.
https://sinaptando.blogspot.com/2018/01/indefension-aprendida.html
La piedra
de la incapacidad de decir NO. https://sinaptando.blogspot.com/2016/10/atreviendonos-decir-no.html
La
piedra del perdón que no ofrecemos ni aceptamos. https://sinaptando.blogspot.com/2021/04/perdonando-y-pidiendo-perdon.html
La
piedra de la resistencia a desaprender. https://sinaptando.blogspot.com/2021/01/desaprender-la-receta-magica.html
La piedra
del blanco y negro.
https://sinaptando.blogspot.com/2019/09/ntra-mi.htmlconmigo-o-co
La piedra
de las verdades absolutas.
https://sinaptando.blogspot.com/2017/07/verdades-relativas.html
Seguro que podríamos encontrar
muchas más piedras que cargamos continuamente y que sólo nos acarrean dolor.
En nuestro afán por retenerlo
todo, no nos conformamos con acumular bienes materiales que, en un momento
dado, quizá dejamos de necessitar, sino que también nos empeñamos en poblar
todos los rincones de nuestra mente de ideas que en otro tiempo nos pudieron
servir de brújula para navegar por la vida, pero que hace mucho tiempo dejaron
de apuntar hacia el norte.
Todas
las ideas pueden ser buenas en determinada circunstancia, pero todas dejan de
serlo a medida que la persona que las alberga se digna a evolucionar. Pretender
dar pasos hacia adelante aferrándonos a convicciones del pasado es como querer
correr sin despegar los pies del suelo. No se puede nadar y guardar la ropa al
mismo tiempo. O nos arriesgamos de verdad o nos quedamos atrás.
La
mente, para despegar con fuerza y desarrollar todo su potencial, necesita
limpiar sus armarios, liberar y ventilar sus espacios. Como
el jardín que es, ha de podar las dendritas de sus neuronas para que otras
broten con mucho más brío y alcancen a otras neuronas con las que puedan establecer
conexiones interesantes. Pero la mente no puede enfrentar esa tarea ella sola,
porque al igual que los jardines que albergan árboles, plantas y flores, si la
dejamos a su libre albedrío, no tardaría en convertirse en un entramado salvaje
y descontrolado de ideas que no nos permetirían autogobernarnos con un mínimo
de sentido común. Igual que cuidamos lo que comemos y ejercitamos nuestros
cuerpos para tratar de mantenernos sanos, también hemos de entrenar nuestra
mente y librarla de todas esas ideas que, como malas hierbas, la perjudican. Entre esas ideas encontramos las obsesiones
enfermizas, las convicciones erróneas, los prejuicios infundados, los
pensamientos intrusivos y recurrentes, las percepciones distorsionades, las
ideas grandilocuentes o las creencias que no se sustentan en ninguna realidad.
Como las piedras que nos
sobrecargan de negatividad, este tipo de ideas nos acaban embotando la mente
hasta el punto de no permitirnos captar la realidad de un modo más saludable.
Hemos de perder el miedo a
desprendernos de lo que hemos sido para poder empezar a ser lo que somos hoy y
disfrutar de un jardín en el que tengamos la sensación de que todo está donde
sentimos que debe estar. Donde los matices sean como una nota de color que
acabe despejando los senderos para no perdernos nunca más entre la maleza ni
entre las sombras.
Estrella Pisa
Psicóloga col. 13749
"Entre esas ideas encontramos las obsesiones enfermizas, las convicciones erróneas, los prejuicios infundados, los pensamientos intrusivos y recurrentes, las percepciones distorsionados, las ideas grandilocuentes o las creencias que no se sustentan en ninguna realidad"....A pesar de todo esto que dices, (¡vaya párrafo sin desperdicio), me temo que pensamos que nuestras ideas son las mejores, que son las correctas, las útiles, las verdaderas... Y es que la soberbia nos corroe.
ResponderEliminarGrandísima tu reflexión Estrella. Un abrazo
Muchas gracias, Matilde.
EliminarTienes toda la razón en lo que dices. La soberbia nos gana la partida tantas veces que ya tendemos a normalizarla.
Un abrazo enorme.